LA DEMOCRACIA COOPERATIVA EN POSTPANDEMIA.

 

A comienzos del año las organizaciones de economía solidaria realizamos el evento democrático más importante de la gestión empresarial, allí sus asociados se dan cita para ejercer los derechos consagrados en las normas legales, en la filosofía del modelo, pero, además llevar a cabo la distribución de los excedentes producto del ejercicio contable y         financiero. La evaluación del año 2021 si bien marcó el periodo de reactivación económica con la apertura paulatina de los mercados como consecuencia de la vacunación, fue una época compleja toda vez que las movilizaciones sociales fueron la respuesta a la profundización del desempleo, la informalidad, la inseguridad y el asesinato de líderes sociales y a personas en proceso de reincorporación. La pandemia del Covid 19 acrecentó las desigualdades, la concentración de la riqueza y develó la improvisación de las políticas sociales por parte del Gobierno Nacional con el fin de contrarrestar el confinamiento que durante cerca de dos años mantuvo a los ciudadanos en el mundo.

Las empresas solidarias como parte del entramado empresarial del país afrontaron de manera acertada la crisis que generó la pandemia. Debemos resaltar sin embargo que hubo sectores de la economía solidaria que sufrieron el rigor de las medidas de aislamiento como las cooperativas de transporte que mantuvieron paralizado el parque automotor, provocando la pérdida de trabajo de conductores y cese de pagos de los propietarios a los establecimientos financieros por sus obligaciones crediticias. Las respuestas de las entidades solidarias financieras para con los asociados de las cooperativas de transportes no se hizo esperar para que éstos garantizarán sus obligaciones con las entidades y no terminaran reportados y sancionados al no cumplir sus compromisos. Las entidades financieras solidarias por ejemplo hicieron uso de las disposiciones emanadas de las Supersolidaria y se acogieron a las directrices para otorgarles a quienes necesitaran los alivios correspondientes mientras se superaba la situación. En términos generales la economía solidaria salió bien librada de la crisis que provocó la pandemia del Covid 19.

Nos corresponde en este año analizar la situación que se avecina y aprovechar las oportunidades que nos dejó la pandemia en la búsqueda de identificar e implementar estrategias que nos permita un desarrollo incluyente y diverso que contemple la segmentación de nuestras organizaciones a fin de hacer frente a los grandes desafíos que imponen las políticas públicas de promoción, fortalecimiento, regulación y supervisión a la economía solidaria. El gobierno a través de la Supersolidaria ha decidido crear con los gremios de la economía solidaria una agenda en cuanto a la regulación y supervisión para

las entidades solidarias. Esta agenda hace parte de un viejo anhelo de los gremios solidarios, quienes siempre hemos manifestado y expresado la defensa, la autonomía, independencia y el autocontrol que debe existir al interior de las organizaciones solidarias.

Este contexto nos permite entender buena parte del principio solidario que hoy identifica a nuestras entidades cual es de la “gestión democrática”. Para las empresas solidarias además de un principio este se convierte en esa utopía a la cual todas las organizaciones deben ejercer de

manera creadora la implementación de dicho precepto. El concepto de la gestión democrática trasciende el marco eleccionario que se manifiesta en cada una de las asambleas generales y de la entrega de los informes por parte de los organismos de administración, control y vigilancia. La democracia es sinónimo de convivencia, respeto, tolerancia, inclusión, transparencia, honestidad y responsabilidad.

 

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